Lecturas de la Misa
Hechos 9,26-31.
Salmo 21.
1Jn 3, 18-24.
Evangelio según san Juan 15, 4ª-5b
HOMILÍA
La primera lectura de hoy del libro de los Hechos de los Apóstoles nos cuenta que Saulo (Pablo, el apóstol Pablo, pero recién comenzando su camino de discípulo de Jesús) trata de unirse a la comunidad. Y dice que "trata" de unirse porque recibe mucha resistencia. Porque todos, nos dice el relato, tienen mucha desconfianza de Saulo porque él había sido perseguidor de cristianos y, por lo tanto, desconfiaban que fuese un verdadero discípulo y creían que podía ser un espía. Claramente, dice los Hechos de los Apóstoles, no creían en él, no creían que fuera un verdadero discípulo.
Me imagino a esa comunidad teniendo el discipulómetro. Es decir, tenían, parece, como un aparatito con el que medían quién era más discípulo que el otro. Así como cuando nosotros ingresamos a un supermercado, a una farmacia y nos toman la temperatura, parecería que en aquella comunidad había un aparatito que era como un discipulómetro. Y entonces iban midiendo a ver quién era más discípulo que el otro.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pero me pregunto si a veces en nuestras comunidades parroquiales, también, no tenemos el discipulómetro y estamos midiendo a ver si el otro realmente es cristiano o no, si está bautizado, si no está bautizado, si tiene el sacramento de la confirmación, si tiene la misma cantidad de cursos de formación que hice yo, si tiene muchos años, o no, de parroquia. Un modo de medir si el otro es más discípulo que nosotros.
Absolutamente ridículo. Todos somos peregrinos. Todos somos discípulos del único maestro que es Jesús. Pero parecería que, en esta comunidad de los Hechos de los Apóstoles, que pasan esas cosas a veces muy similares a las que también pueden suceder en nuestras comunidades, aparece la figura de Bernabé. Bernabé es el que da la cara por Saulo. Bernabé es el que lo defiende. Bernabé es el que se anima hacerse cargo de Saulo y explicarle a los apóstoles que este Saulo es el que se encontró con Jesús en el camino, es aquel que recibió un mensaje del Señor. El que ya se convirtió y el que ya estuvo predicando en Damasco. Para Bernabé, la vida de Pablo, la vida de Saulo, es una película. Son muchos hechos su vida. No es una foto como para los discípulos, que desconfían de Saulo. Para ellos, la vida de Pablo, de Saulo, es una foto: él es un perseguidor de cristianos y no lo pueden sacar de ahí. Por eso desconfían de él. Por eso lo miden a ver si es o no un verdadero discípulo. En cambio, Bernabé da la cara por Pablo. Bernabé se anima a contar toda la historia de Saulo, que él la conoce.
Nosotros lo mismo. Pienso: cuántas veces tenemos que aprender de Bernabé. La vida de los demás no es una foto. No podemos juzgar al otro por un hecho que ha cometido o por un momento o un tiempo de su vida. Tenemos que tratar de ver que la vida del otro, como la mía, es sucesión de hechos. Somos una película. Con momentos mejores, con momentos peores. Con caídas, pero también con momentos en que nos pusimos de pie. Y entonces, no vamos a reducir a la otra persona a un hecho. No vamos a reducir a la otra persona a un acontecimiento, a una foto. Sino que vamos a ser capaces de descubrir que todos tenemos la posibilidad de cambiar.
De lo único que se mira el remitente, es del sobre cuando uno recibe una carta. Pero de la gente, no está bueno mirar el remitente. Somos mucho más que eso. Saulo era mucho más que un perseguidor de cristianos. Y qué suerte que Bernabé dio la cara por él, porque sino nos hubiésemos perdido a San Pablo. La iglesia se hubiese perdido a una de sus columnas, se hubiese perdido a uno de los mayores apóstoles de la Iglesia, a San Pablo.
Gracias a Bernabé que dio la cara por él. Cuánto Tendremos que aprender en nuestras comunidades. A ser comunidades hospitalarias, comunidades que reciben a todos. Comunidades que se animan a lo nuevo. Comunidades que se animan a lo desafiante como lo es recibir gente distinta. Como hoy que esta comunidad se tiene que animar, por la intercesión de Bernabé, a recibir a Saulo.
Sigue el relato de los Hechos de los Apóstoles, diciendo que, no solamente con esa comunidad, también los judíos de lengua griega, lo empiezan a combatir a Saulo. Y dice que tratan de matarlo. Organizan cómo matarlo. Los judíos de lengua griega.
Pienso hoy: quizás no hay que cuidarse de los judíos de lengua griega, pero sí tenemos que cuidarnos de los que tienen la lengua demasiado larga. De aquellos que tiene la lengua bífida como las serpientes. O de aquellos que tienen la lengua demasiado dura, karateka, y que golpean el corazón y el alma de los demás. Porque, si hay algo que en tiempos de pandemia parece que todavía está no contagiado de covid, es la lengua. Y entonces, a veces hablamos demasiado mal de los demás. Y, como dije siempre, es una de las armas más peligrosas con la que hacemos daño.
Los judíos de lengua griega quisieron matar a Pablo. Lo mataron con la lengua. Hoy, creo que también tenemos que cuidarnos y tratar de que, a veces, nuestra cabeza, nuestro cerebro, sea un poco más grande que la lengua y que actúe más rápido el cerebro para pensar antes de hablar.
A pesar de estos conflictos que acabo de contarles, el enfrentamiento con los discípulos, el enfrentamiento con los judíos de lengua griega, termina diciendo el Evangelio, que la iglesia seguía creciendo y que gozaba de mucha paz. Uno dice: ¿Dónde está la paz? ¿Cómo es que la Iglesia sigue creciendo con todos estos conflictos comunitarios? Es que en realidad, también lo dice la lectura, era animada por el Espíritu Santo. Creo que también la lectura de hoy, no solamente nos tiene que identificar con los conflictos que pueden ser parecidos a los de nuestra época, sino también con seguir creyendo que Dios escribe derecho en renglones torcidos. Y que podremos seguir teniendo un montón de conflictos en nuestras comunidades, montón de conflictos en nuestros grupos, que siempre nos da la tentación decir "renunció", "me voy", "no vale la pena", pero parecería que Dios sigue apostando. Y sigue sosteniendo y animando a su Iglesia, más allá de las miserias humanas.
Una idea del Evangelio: en el Evangelio dice Jesús: "yo soy la vid y mi padre es el viñador". El viñador es el que poda, es el que corta los sarmientos. El problema es que a veces nos hemos puesto nosotros en el lugar del viñador, entonces andamos podando y queriendo cortar la vida de los demás.
Nosotros somos los sarmientos. Y quise buscar una vez más en el diccionario, qué significa el sarmiento, qué es el sarmiento. Y dice así: es un tallo largo, nudoso, que sirve de vástago. Un tallo largo, nudoso, que sirve de vástago. Y entonces tuve que buscar en el diccionario la palabra "vástago". ¿Qué es el vástago? Es el tallo nuevo que brota de la planta. Es el tallo nuevo que brota de la planta. Por lo tanto el sarmiento, es el tallo, el soporte que permite que surja después, ese tallo nuevo que brota. Parecería, entonces, que ser sarmiento es dar lugar a lo nuevo. Ser sarmiento es dar lugar a aquello novedoso que no conocemos. Como cuando, después del invierno, surge la primavera y aparecen y estallan todos los brotes.
Ser sarmiento es abrir la puerta a los “Saulos” de hoy, a los Pablos de hoy. Ser sarmiento, entonces, es animarme a lo nuevo en mi vida, a lo nuevo en la comunidad, a lo nuevo en la Iglesia, a lo nuevo en el mundo. Ser sarmiento, parece, es ser testigo de esperanza.
El fruto de la vid, todos lo sabemos, es la uva. Y con la uva es con la que se hace el vino al que algunos llaman "el fermento de amistad".
Que ojalá nosotros, nuestras comunidades, nuestras sociedades, sean verdadero fermento de amistad. Qué podamos abrirle la mente, el corazón, las manos y darle lugar, a tantos hermanos qué se sienten excluidos, rechazados, discriminados, como lo fue Saulo hace dos mil años, como lo son tantos excluidos, descartables, los "nadies", según Eduardo Galeano, hoy.
Que seamos verdaderos sarmientos. Que nos abramos a lo nuevo, que nos abramos a los distintos. Y que como el vino, seamos fermentos de amistad en una sociedad tan dividida, en una sociedad con tanta grieta, en una sociedad, todavía, tan intolerante.
RECOMENDADA PARA LA SEMANA
Canción “Todo cambia”
Compuesta por Julio Numhauser.
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