Lecturas de la Misa
Daniel 12, 1-3
Salmo 15
Hebreos 10,11-18
Marcos 13, 24-32
HOMILÍA
La primera lectura de hoy del libro de Daniel, que es conocido como el Apocalipsis del Antiguo Testamento, y a muchos de nosotros nos pasa que cuando nos hablan de la palabra Apocalipsis creemos que se está hablando del fin del mundo, se está hablando de cosas raras, se está hablando del final de los tiempos, de cosas grandilocuentes, y en realidad la palabra “apocalipsis” significa revelación. Y es un estilo literario, es un modo de escribir que lo usó el Profeta Daniel alrededor de 160 años antes de Cristo y que tiene que ver con usar imágenes sorprendentes, con usar visiones simbólicas, con usar a veces algunos símbolos extraños, como pueden ser números, colores, pero especialmente para contagiar al pueblo esperanza y fortaleza.
Entonces podríamos decir que el Profeta Daniel usa el lenguaje apocalíptico que no es hablar del fin del mundo si no que es usar símbolos, es usar imágenes sorprendentes para animar al pueblo en la esperanza y en la fortaleza. Y ¿por qué el Profeta Daniel se ve como urgido a anunciar esperanza y fortaleza al pueblo utilizando este género literario del Apocalipsis? Porque el pueblo la estaba pasando muy mal.
El pueblo judío así había sido invadido por un rey Antíoco IV, que había prácticamente devastado la ciudad, había profanado el templo de Jerusalén. Este rey había realmente saqueado al pueblo judío y quería imponer una cultura extranjera como era la cultura griega. Y entonces por un lado hubo grupos que se trataron de revelar militarmente para enfrentar a este rey Antíoco IV, pero al mismo tiempo, hubo también una rebelión en los escritos. De alguna manera el Profeta Daniel anima al pueblo a no bajar los brazos y usa este lenguaje simbólico para que solamente lo entiendan ellos y para que crean de verdad que no todo está perdido y que Dios sigue actuando aún en las situaciones más difíciles como la que vivía el pueblo judío alrededor de 160 años antes de Cristo.
En el evangelio de hoy, el evangelio de Marcos del capítulo 13, justamente también a este capítulo 13 se lo llama “el pequeño Apocalipsis”, porque también Marcos acá usa un lenguaje simbólico: habla de que el sol y la luna se van a apagar, habla de que vendrá el Hijo del Hombre, el Hijo del Hombre con gloria, con poder. También nos hace imágenes simbólicas grandilocuentes que nos pueden dar la sensación de que se acerca el fin del mundo.
También Marcos en este capítulo 13 usa el mismo género literario que el Profeta Daniel, el apocalíptico. Justamente también cuando el evangelio de Marcos fue escrito alrededor del año 70 después de Cristo, también había un montón de problemas, también en la época súper difícil.
Les cuento alguno de los hechos históricos de esa época, había habido un terremoto muy grande en Asia menor en el año 61, en el año 63 hubo un terremoto muy grande en la ciudad de Pompeya, en Italia, en el año 74 estaba el emperador Nerón que, quizás algunos lo escucharon, incendio la ciudad de Roma y le echó la culpa a los cristianos y entonces empezó una fuerte persecución de los cristianos, en el año 69 se murió Nerón y entonces hubo una gran crisis política y hubo tres emperadores en un año porque nadie se podía sostener políticamente, en el año 70 se produjo la destrucción del templo de Jerusalén y lo que se llama la diáspora, la dispersión de los judíos.
Otro momento histórico crítico. Y entonces Marcos frente a todo esto quiere ofrecer un mensaje de consuelo y de esperanza. En medio del caos Marcos reaviva la fe en Jesús que se manifestará, como dice el evangelio con gloria y con poder. Dice después también Marcos que todo pasará. Mis palabras dice Jesús, “no pasarán”, todo lo demás pasará.
Uno diría bueno, el Obispo tiene ganas de hablar de historia y, en realidad, lo único que quería era remarcar que así como el Profeta Daniel con el lenguaje apocalíptico quiere contagiar esperanza, quiere contagiar entusiasmo y fortaleza al pueblo judío que había sido saqueado por el rey Antíoco IV; así como este capítulo 13 de Marcos es también un pequeño Apocalipsis porque ante la situación histórica crítica que vivía el mundo en ese momento, Marcos quiere contagiar consuelo, esperanza en Jesús, que viene con poder y gloria; creo que también nosotros hoy, podemos hablar de que vivimos momentos históricos muy difíciles, en el mundo las guerras que no terminan, las invasiones que a veces nos suenan lejos, en Medio Oriente, pero que siguen siendo terriblemente violentas, pensaba lo que significó la pandemia, las muertes por Covid en todo el mundo, los 115.000 muertos en nuestra Argentina, la inflación, los conflictos sociales, ésta Argentina que decimos que vive en crisis. Cuántas dificultades, la pandemia de emociones, cuánto miedo quedó, cuánta angustia, cuánta depresión y soledad, la pandemia ligada a la falta de trabajo, a la falta de una educación de calidad. ¡Cuántas dificultades!
Y entonces creo que hoy también, en este momento histórico, en este 2021 y en concreto nuestro país, este día de elecciones, también nosotros a través del profeta Daniel y a través del evangelio de Marcos queremos ser animados en la esperanza, queremos ser animados en la esperanza de que no todo está como perdido, en la esperanza de que las situaciones críticas pasarán, que el único que no pasará es el Señor.
Por eso quisiera hoy, humildemente, en este día de lecciones, que cada uno de nosotros vaya a votar con esperanza, con la esperanza de que las situaciones críticas en algún momento van a pasar, que nos toca vivir un momento complejo como el que le tocó al pueblo judío 160 años antes de Cristo, como el que le tocó al Imperio romano alrededor del año 70.
Cuántas crisis y momentos difíciles habrá vivido más la humanidad.
Hoy nosotros tenemos éste y no nos tenemos que dejar derrumbar, a pesar de todo seguimos adelante, a pesar de todo seguimos “esperando contra toda esperanza”. Decía Santa Teresa de Jesús: “todo pasa, Dios no se muda”, Dios nos cambia. Por eso los animo enormemente, aquí iluminado por la Palabra de Dios: no perdamos la esperanza, no perdamos la esperanza y no nos dejemos ahogar por la profunda crisis que vive el mundo, que vive nuestro país, la vida vale la pena.
Igual que el pueblo judío antes de Cristo, igual que el Imperio Romano en el año 70, hoy también la Palabra de Dios nos vuelve a iluminar y no vuelve a pedir que renovemos la confianza en este Jesús, este Hijo de Dios que viene con poder y gloria.
Que el Señor hoy, especialmente, bendiga nuestra patria, bendiga a nuestra Argentina, especialmente a los pobres, a los más excluidos, a aquellos que bajaron los brazos, que necesitan especialmente esperanza para seguir adelante.
LECTURA RECOMENDADA PARA LA SEMANA
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