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2021-12-05 | Homilía 2º Domingo del Tiempo de Adviento

Lecturas de la Misa

Baruc 5,1-9

Salmo 125

Filipenses 1, 4-11

Lucas 3, 1-6


HOMILÍA


En el Evangelio de hoy escuchamos esta frase del profeta Isaías: “preparen el camino del Señor”, indudablemente entonces en este tiempo de Adviento, estamos invitados a abrir caminos en nuestras comunidades, estamos invitados a abrir caminos para que todos se puedan encontrar con la persona de Jesús.


El otro día leía un texto de un sacerdote español, José Antonio Pagola, y él decía: “la doctrina no toca el corazón y no enamora, Jesús si”. Por eso nuestros caminos en las comunidades, en nuestros colegios, en nuestros grupos pastorales, tienen que ser caminos que se abran, que se preparan para el encuentro con la persona de Jesús.


En este tiempo de Sínodo, en este tiempo de la Iglesia sinodal, a esta iglesia que quiere caminar junta, esto de preparar caminos tiene que ver con preparar caminos de acogida, caminos de participación, que lleven, como dije, al encuentro con Jesús.


Muchas veces nuestros caminos son caminos con barreras, son caminos con puestos policiales, poniendo demasiados requisitos para que alguien se pueda encontrarse con Jesús en los sacramentos; a veces, ponemos demasiadas trabas, cuando en realidad este preparen el camino del Señor es prepárense a abrirse para caminos de amor, de fraternidad, de liberación.


Qué bueno pensar entonces en abrir caminos en este tiempo sinodal y abrir caminos justo cuando estamos a días de la peregrinación a la Virgen en cada localidad de la diócesis bajo una advocación particular, pero todos caminando a María.


Ojalá también así, como vamos a caminar a María por caminos abiertos, podamos también abrir caminos de apertura en nuestras comunidades, donde todos sean bien recibidos, donde todos puedan encontrarse con la persona de Jesús, porque como dice Pagola: “la doctrina no toca el corazón y no enamora”, quizás ahí tenemos alguna de las respuestas, cuando mucha gente pasa por nuestras comunidades y después nos preguntamos ¿por qué no vuelve? quizá aprendieron mucha doctrina y lo que no le pudimos dar es el encuentro con la persona de Jesús.


La primera lectura nos habla de algunos cambios, de algunos muchos cambios que tenemos que hacer y lo hace a través de verbos que están en modo imperativo: quítate, vístete, cúbrete, levántate. Evidentemente el profeta Baruc está invitando al cambio por eso creo que tenemos que ponernos en camino, tenemos que abrir camino, tenemos que preparar camino, como dije antes, pero tenemos que preparar caminos y cambiar necesariamente, tenemos que cambiar. Nos podemos hacer entonces aquí la segunda pregunta ¿tenemos apertura al cambio?


El Papa Francisco dice que el mayor veneno en la Iglesia es la frase “siempre se hizo así”. El Papa lo define como un veneno, siempre se hizo así, es como una barrera, como una muralla que no nos permite abrirnos al cambio.


Por eso la primera pregunta ¿estamos dispuestos a preparar caminos de encuentro con la persona de Jesús en nuestras comunidades? La segunda pregunta para este Adviento ¿tenemos verdadera apertura al cambio o estamos infectados por este veneno que dice el Papa de la frase “siempre se hizo así”?


Más adelante el evangelio nos hablara de que serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos, creo que todos, por recorrer en la diócesis grandes extensiones sabemos lo que es tener ruta con pozos, sabemos lo que son los caminos con baches, pero creo que no es a esas rutas con pozos a los que se refiere el evangelio de hoy, quizá se refiere a vínculos entre nosotros que están llenos de agujeros, quizá se refiere a relaciones conflictivas entre nosotros que están llenas de pozos.


Creo que el Adviento puede ser una muy linda oportunidad para acercarnos y para perdonarnos, porque así como es difícil andar por rutas por baches y con pozos, es difícil vivir con conflictos y con vínculos con agujeros entre nosotros. Por lo tanto, la tercera pregunta sería ¿estamos dispuestos de verdad a acercarnos? ¿Estamos dispuestos en este Adviento a perdonarnos?


Y otra frase que aparecen en las lecturas de hoy: los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Como que parece que hay un deseo de emparejar, un profundo deseo de emparejar, simbolizado con esta imagen de los valles y las montañas.


Vivimos en un mundo donde algunos están muy arriba por su situación económica, por su poder, y hay otros que están muy abajo, los descartables y desechables, como dice el documento de Aparecida en el número 65. Pero también esto puede pasar en nuestra iglesia, y por eso el Papa insiste con que en este camino sinodal tenemos que escucharnos todos como hermanos, el que conduce tiene que ser el Espíritu Santo y tenemos que desterrar, así como hay un veneno que es el “siempre se hizo así”, así dice el Papa que hay una plaga, la plaga del clericalismo.


El clericalismo es cuando ejercemos un abuso de poder, cuando me creo un poco el patrón de la Iglesia, cuando me creo un poco el dueño, y eso pueden ser lo curas pero también pueden ser los laicos. Desterrar el clericalismo es un modo entonces de rellenar valles y de lograr que las montañas sean aplanadas, porque es caminar juntos, cada uno con responsabilidad distinta pero caminando juntos.


El Adviento es tiempo de esperanza, esperamos en el nacimiento de Jesús, pero es una esperanza que hay que cuidarla y hay que cultivarla, que hay que trabajarla y por eso entonces creo que hoy las lecturas nos dejan algunas tareas para alimentar, cuidar y cultivar esa esperanza.


Hay que preparar caminos, caminos para el encuentro con la persona de Jesús, caminos de apertura, caminos anchos por los que pueden entrar todos los hermanos sin discriminar absolutamente a nadie.


También hay que cambiar, por eso los verbos que utiliza hoy el profeta Baruc, en la primera lectura, ¿estamos dispuestos al cambio?, ¿estamos dispuestos a dejar de lado ese veneno del “siempre se hizo así” y abrirnos a la novedad del Evangelio, a ese Dios que es novedad, como decía Monseñor Romero?


La esperanza hay que trabajarla y cultivarla, por eso también hay cosas que hay que corregir, los vínculos lleno de agujeros y de baches, que a veces tenemos con otras personas y entonces es un buen tiempo el Adviento para acercarnos y perdonarnos, también es tiempo para desterrar el clericalismo y mucho más en esta época de Iglesia sinodal, donde algunos muy arriba, dueño de todo parecen ser y otros que ni siquiera son escuchados. Todos hermanos, todos caminando juntos en esta Iglesia sinodal.


Creo que las lecturas de hoy nos dejan mucho por hacer, esa es la invitación de Juan el Bautista a ponernos en marcha, a realmente tomar este tiempo como tiempo propicio de conversión, tiempo propicio para el cambio, tiempo propicio para hacer algo, entonces no nos queda más que manos a la obra.


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LECTURA RECOMENDADA PARA LA SEMANA

 
 

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