RESONANCIAS DE CORAZÓN A CORAZÓN.
Majo Fernández, representante de la Región Pastoral Patagonia nos comparte sus resonancias personales de la Asamblea del ConoSur, en Brasilia.
En diciembre del año pasado me convocaron para participar de la Asamblea del Cono Sur para la Etapa Continental del Sínodo.
Con el corazón en la mano, dije que no creía conveniente ir, no me sentía lo suficientemente optimista sobre este proceso y creía que mis aportes no iban a ser positivos. Jorge, el obispo de nuestra diócesis, me animó y me dijo que quizás era bueno que vaya, así como estaba. Así que accedí, con mucha incertidumbre, a meterme de lleno en esto que sentía que Dios me pedía. Fui representando a mi amada Patagonia. A medida que transcurría el viaje, en mi corazón iban apareciendo rostros de "Iglesia adentro", pero sobre todo "de Iglesia afuera": todos aquellos que se quedaron del otro lado porque no supimos "ensanchar el espacio de nuestras carpas".
Llegar a Brasilia fue encontrarme con el rostro diverso de Dios: mis hermanas y hermanos de Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina. Cada uno de ellos dejando que el Espíritu Santo hablara a través suyo.
Una experiencia de Iglesia profundamente espiritual y fraterna. No había cargos ni ministerios que nos dividieran, de repente nos reconocimos comunidad Cuerpo de Cristo, con errores y aciertos, que anhelaba meter más gente a la carpa, sobre todo, a los que sufren.
La CONVERSACIÓN ESPIRITUAL fue nuestro método. Fue la clave para mantener la ESCUCHA ACTIVA y la atención en lo que Dios nos iba diciendo a través de cada hermana y hermano. Esto garantizaba el DISCERNIMIENTO juntos y evitaba que se tornara una cuestión parlamentaria.
Esta instancia me renovó la esperanza y también me hizo pensar en que vamos por buen camino, aunque todavía falte mucho por andar.
Sueño que nuestras Iglesias en la Patagonia tengan una sinodalidad impregnada en todos sus espacios y sean dóciles al Espíritu de Dios, porque de nada valen nuestros esfuerzos si no lo dejamos a Dios ser Dios.
Sigamos andando, aun equivocándonos, no nos quedemos quietos. Hay muchos fuera de la carpa y quienes estamos dentro tenemos que ayudar a ensanchar los toldos.
Gracias por ayudarme tanto con sus oraciones. Los sentí cerquita.
Majo.
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